Capítulo 30
¿Cómo se puede ser tan...tan...? No tengo palabras. Me quedé de piedra cuando vi a algunas 'auryners' que se marchaban al vernos a los dos aquí firmando discos. Si fueran auryners de verdad, nos querrían a todos. Vale, preferirán a unos antes que a otros, pero tampoco es para marcharse así. Si antes, hubiera tenido la suerte de que me hubiera pasado esto, no me lo perdería. Por nada en el mundo. Pero parece que ellas, sí están dispuestas a hacerlo.
Bueno, ellas se lo han perdido. Al menos, las auténticas se han quedado aunque ni David ni yo fuéramos sus favoritos. Incluso se han emocionado al ver que habíamos comprado chucherías para los que pasaran. Ha sido muy divertido. Todos se quedaban mirando, de piedra. Pensaban que eran para nosotros y claro, ellos y ellas llevan aquí casi toda la mañana esperando y se les caía la baba. Cuando o David o yo les decíamos <<Coge una>>, no se lo podían creer. Fue muy divertido. Incluso mas de una se puso a llorar de la emoción.
La verdad es que ha sido una buena experiencia. Ahora vamos en tren hasta mi Málaga. Es la más bonita, sin duda. Llevo toda mi vida en Madrid, sí. Pero Málaga me atrae más, y eso que no me gusta la playa. Esta noche es el concierto y una antigüisima amiga, va a ir a vernos. Mi tío consiguió su teléfono. Resulta que lo tenía guardado mi hermano. Cuando le pregunté a él por qué lo tenía guardado, me explicó que era porque recuerda que, de pequeño, le gustaba esa chica. También se viene María José. Os preguntaréis qué pinta ella aquí. Pues es que Carlos se enamoró de ella desde primer momento en que la vio, o eso me contó Blas. Dijo que le gustaba mucho porque era muy sencilla pero a la vez muy sexy. Así que están empezando una nueva relación.
También Álvaro, cuando nos vio tan unidos y tan relajados, nos preguntó qué había pasado para que estuviéramos tan tranquilos y hubiéramos dejado de pelearnos en tan poco tiempo. Les conté a todos lo que pasó, porque a David en realidad le daba igual, y Carlos, como es tan gracioso, dijo que tomaría nota para hacer lo mismo si se peleaba con María José. Pero yo creo que todos sabemos que eso no va a pasar porque se les ve muy felices juntos. Incluso tenemos que llamarles la atención cuando hablamos entre nosotros porque, por lo visto, no pueden controlan su amor.
Ahora entiendo por qué nos pidieron a David y a mí que nos cortáramos incluso antes de empezar. El amor es muy bonito, pero por lo visto, cuando estás soltera o soltero, no lo es tanto. Te entra una depresión....
Bueno, quizá esto último no sea tan verdad en todas las personas, pero he de admitir, que, de vez en cuando, me he sentido un poco insegura.
-Oye chicos. Voy al baño un momento- les digo. Me levanto de mi asiento en le tren y voy hacia el baño.
Voy con unos vaqueros turquesas y una camiseta fuxia. El pelo lo llevo suelto. Voy hacia el baño que está la final del vagón y, tras esperar un poco a que salga una mujer, entro yo. Reviso que haya luz y después, que haya papel, aunque no me vaya a hacer mucha falta esto último. Hecho el pestillo y me pongo delante del espejo, me miro de perfil y me subo un poco la camiseta, dejando que se vea mi barriga. Ayer descubrí por qué me había dejado David. Y no era porque no sabía descubrir lo que le gustaba de mí, si no por darse cuenta de que me estoy poniendo más gorda. No tengo más remedio que hacer esto al menos, una vez al día si quiero que David vuelva conmigo. Así que me pongo delante del inodoro, me echo el pelo hacia atrás y me meto los dedos en la boca hasta llegar a la campanilla. Al momento, todo lo que había desayunado, el bollycao y las tostadas con mantequilla, salen de mi boca y van a parar al fondo del váter mientras me queman la garganta a su paso.
Cuando ya lo he vomitado todo, cojo papel y me limpio la boca, lo tiro al váter y tiro de la cisterna. Después me enjuago la boca con el agua del grifo y salgo del cuarto de baño. Para reunirme con mis compañeros de grupo y con María José.
-Ya estoy aquí- anuncio.-¿Tenéis un chicle o un caramelo?
Dani saca de su bolsillo del pantalón un paquete de chicles five de hierbabuena y me lo pasa. Yo cojo uno y se lo lanzo. Me meto el chicle en la boca y lo mastico durante el resto del viaje.
No hay nada que odie más que el sabor que se te queda en la boca después de vomitar.
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