jueves, 8 de agosto de 2013

Capítulo 28

Capítulo 28

-Coral, despierta. Ya hemos llegado. Venga, despierta. Que son las diez, tu hermano y tu tío están a punto de llegar.
Abro los ojos, estoy en el taxi, apoyada en el hombro de Blas.
-¿Ya son las diez?-pregunto- ¿Por qué no me has avisado antes?
-¡Que no! Es broma. Son las nueve y media. Bájate yo pago.
-Gracias. ¡Joder, Blas! ¡Déjame pasar!-digo bajándome del taxi- Pesao' -mascullo
-¿Qué has dicho?-me pregunta.
-Que te quiero-digo entre risas.
Voy hacia la puerta de la casa de Dani.
-¡Eh, Coral!-me grita, todavía bajando del taxi- ¡Toma las llaves!
Me las lanza y caen justo al lado mía. Yo me agacho y las recojo.
-Torpe-me dice.
-¡No tiene gracia!-le digo intentando parecer enfadada.
-Si te estás riendo.
-¡Vale ya!
Abro la puerta y entro a su casa.
Cojo las bolsas y, tal como entramos, salimos.
A Dani le han dejado un tiempo más en el hospital, y a mí me han dejado salir. Le pedí las llaves a Dani para poder envolver el regalo a la hora de dárselo a mi hermano.
-¿A dónde vamos ahora, jefa?- me pregunta, irónico.
-A mi casa, que me tengo que cambiar y peinar y duchar y esas cosas.
-Ah, ya. Esas cosas que hacéis las chicas diariamente.
-Exacto-le digo.- Lo que hacemos las chicas y los chicos, no. Aquí es.
Subo por las escaleras y llego hasta el rellano, allí abro la puerta y le digo a Blas que se meta dentro, rápido.
-¿Qué pasa?-me pregunta, ya dentro.
-La vecina cotilla. Que la tengo enfrente.
-Sí, hombre-me dice riendo.
-Es verdad.
En ese momento suena el timbre. Miro por la mirilla y veo a la vieja cotilla. Siempre hay una en todos los edificios, y tengo la 'suerte' de que la de éste, esté justo en frente mía.
-¡Te lo dije!-susurro.
Poco a poco nos separamos de la puerta, y lo llevo hasta el salón. Le digo que no ponga la tele para que la mujer no lo oiga.
-Voy a cambiarme-susurro antes de cerrar la puerta de mi habitación.

Me pongo delante de mi armario y consigo decidirme por un vestido blanco con flores estampadas en azul marino y unas sandalias azul marino.
Voy al cuarto de baño y me peino. Procuro dejar que el pelo me tape la herida que tengo en la cabeza causada por el golpe en moto.
Me miro en el espejo una última vez más y salgo de la habitación.
-¿Qué te parece?-le pregunto a Blas llegando al salón.
-No está mal.-se limita a decir.
-¿No está mal? Pues es de lo mejor que tengo.
-Pues no quiero ver lo peor...-murmura. Yo pongo expresión de estar enfadada.- Que no, que estás muy guapa-me dice.
-Gracias.-le digo- Voy a envolver el regalo para mi hermano.
Voy hacia la mesa que tenemos en la salita y pongo el papel de regalo y, sobre él, pongo la cámara.
Empiezo a envolver el regalo. No se me da nada mal, ya que de pequeña cogía las cajas de los Ferrero Rocher y las envolvía con folios blancos.

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