Capítulo 79
Cuando me despierto, no tengo vías en el brazo y me siento mucho mejor. Intento mover los brazos y las piernas y responden correctamente. A mi lado vuelve a estar Dani, aunque esta vez está dormido. Lleva la misma ropa que la otra vez. No sé cuánto tiempo ha pasado, sólo sé que tengo que ir a ver a mi pastelito.
Me levanto con sigilo de la cama, me pongo una bata y salgo al pasillo. ¿Cómo voy a saber la habitación donde está David? Debo ir a recepción para adivinarlo.
-Hola -saludo a la señora de recepción- ¿Me podría decir la habitación de David Martín Lafuente, por favor?
-Sí. Es la número 313. En la primera planta al fondo del pasillo.
-Vale. Gracias.
Subo en el ascensor hasta legar a la planta. Avanzo por el pasillo a la vez que voy mirando el número de cada habitación. Llego a la 313. La puerta está cerrada, así que pego antes de entrar.
Abro la puerta y veo a Álvaro, Blas y Ainhoa al lado de David. Inmediatamente, los tres se giran hacia mí.
-¿Qué haces aquí, Coral? -me pregunta Álvaro- Deberías estar descansando.
-Ya he descansado mucho tiempo -consigo decir- Quiero saber cómo está David.
-Es quince. Sólo has descansado unas siete horas. Me parece que necesitas más. Ven, te acompaño a tu habitación. -dice Blas empujándome hacia la puerta.
-Déjame. Quiero ver cómo está David.
Me acerco a la cama donde David está tumbado.
-Coral, no deberías...
Está fatal. Tiene una mascarilla de esas de oxígeno, tiene vías inyectadas en el brazo, y está dormido. Profundamente dormido. O eso, o en... coma.
-¿Estás bien? -me pregunta Ainhoa poniéndome una mano en el hombro.
Inmediatamente me pongo a llorar. Me arrodillo en el suelo y dejo que todas las lágrimas contenidas a lo largo de mi vida fluyan en ese instante. Noto unas manos apoyadas en mi hombro. Escucho un: 'Deberíamos llamar a la enfermera', pero alguien, creo que Blas, dice que no, que lo mejor es que dejen que llore y que me desahogue.
Cuando creo que no puedo llorar más, me levanto y Blas me acompaña a mi habitación. No hablamos de nada durante el camino. Sólo cuando llego a la habitación, le pregunto:
-¿Por qué estaba así? ¿Se pondrá bien?
-Se emborrachó demasiado. Ha sufrido un coma etílico. Ahora mismo no está en coma. Se ha despertado una vez, pero no ha podido hablar. La enfermera dijo que era por el sedante. No sabemos si se pondrá bien, los médicos tampoco.
Eso es lo que más me duele: 'Los médicos tampoco'. Si los médicos no lo saben, ¿quién lo va a saber?
-Vale -digo como si nada. Entro en mi habitación y me tapo con la sábana. Inmediatamente me quedo dormida.
A la mañana siguiente, Dani es el que me despierta. Sigue llevando la misma ropa que ayer.
-Buenos días -me dice.- Recoge tus cosas que salimos de aquí. Te han dado el alta. Necesitan esta habitación para un paciente.
-¿David sigue...?
-Sí -dice agachando la cabeza.
Automáticamente, me levanto de la cama, me ducho, me peino y me visto con la ropa que traía desde aquella noche. Aquella noche... La última que vi los ojos de David.
-¿Estás ya? -me pregunta Dani.
-Sí. -salgo del cuarto de baño y cojo mi bolso- ¿Puedo ir a ver a David antes?
-La enfermera no deja. Dice que será mejor para ti que no lo veas. Lo siento.
-Hola -saludo a la señora de recepción- ¿Me podría decir la habitación de David Martín Lafuente, por favor?
-Sí. Es la número 313. En la primera planta al fondo del pasillo.
-Vale. Gracias.
Subo en el ascensor hasta legar a la planta. Avanzo por el pasillo a la vez que voy mirando el número de cada habitación. Llego a la 313. La puerta está cerrada, así que pego antes de entrar.
Abro la puerta y veo a Álvaro, Blas y Ainhoa al lado de David. Inmediatamente, los tres se giran hacia mí.
-¿Qué haces aquí, Coral? -me pregunta Álvaro- Deberías estar descansando.
-Ya he descansado mucho tiempo -consigo decir- Quiero saber cómo está David.
-Es quince. Sólo has descansado unas siete horas. Me parece que necesitas más. Ven, te acompaño a tu habitación. -dice Blas empujándome hacia la puerta.
-Déjame. Quiero ver cómo está David.
Me acerco a la cama donde David está tumbado.
-Coral, no deberías...
Está fatal. Tiene una mascarilla de esas de oxígeno, tiene vías inyectadas en el brazo, y está dormido. Profundamente dormido. O eso, o en... coma.
-¿Estás bien? -me pregunta Ainhoa poniéndome una mano en el hombro.
Inmediatamente me pongo a llorar. Me arrodillo en el suelo y dejo que todas las lágrimas contenidas a lo largo de mi vida fluyan en ese instante. Noto unas manos apoyadas en mi hombro. Escucho un: 'Deberíamos llamar a la enfermera', pero alguien, creo que Blas, dice que no, que lo mejor es que dejen que llore y que me desahogue.
Cuando creo que no puedo llorar más, me levanto y Blas me acompaña a mi habitación. No hablamos de nada durante el camino. Sólo cuando llego a la habitación, le pregunto:
-¿Por qué estaba así? ¿Se pondrá bien?
-Se emborrachó demasiado. Ha sufrido un coma etílico. Ahora mismo no está en coma. Se ha despertado una vez, pero no ha podido hablar. La enfermera dijo que era por el sedante. No sabemos si se pondrá bien, los médicos tampoco.
Eso es lo que más me duele: 'Los médicos tampoco'. Si los médicos no lo saben, ¿quién lo va a saber?
-Vale -digo como si nada. Entro en mi habitación y me tapo con la sábana. Inmediatamente me quedo dormida.
A la mañana siguiente, Dani es el que me despierta. Sigue llevando la misma ropa que ayer.
-Buenos días -me dice.- Recoge tus cosas que salimos de aquí. Te han dado el alta. Necesitan esta habitación para un paciente.
-¿David sigue...?
-Sí -dice agachando la cabeza.
Automáticamente, me levanto de la cama, me ducho, me peino y me visto con la ropa que traía desde aquella noche. Aquella noche... La última que vi los ojos de David.
-¿Estás ya? -me pregunta Dani.
-Sí. -salgo del cuarto de baño y cojo mi bolso- ¿Puedo ir a ver a David antes?
-La enfermera no deja. Dice que será mejor para ti que no lo veas. Lo siento.
diosss !!!!
ResponderEliminar