Capítulo 55
Abro los ojos y lo primero que veo es la cortina en movimiento debido al aire que entra por la ventana abierta.
Intento hacer memoria de lo ocurrido anoche. Estábamos celebrando nuestro aniversario de un mes juntos en la azotea del hotel. Cuando terminamos de cenar, bajamos a la habitación y pasamos la noche juntos entre besos y caricias.
Me desperezo un poco y a mi lado no está David. Está al lado del armario colgando unas camisetas y unos pantalones en las perchas.
-Hola, mi amor -le saludo- ¿Qué haces?
-Como vamos a pasar aquí un día, he ido a tu casa y le he pedido ropa a Ainhoa.
-Ah. ¿La has despertado a las... -miro el móvil- a las diez en punto de la mañana para que te de ropa mía?
-Sí. Lo bueno es que se lo ha tomado bien. Ni siquiera me ha preguntado a dónde te he llevado ni nada de eso.
-Supongo que esos detalles me los preguntará a mí cuando vuelva a casa.
-Sí, supongo. Venga, vístete que vamos a desayunar y a bajar al spa.
-¿Hay spa?
-Claro que sí. Lo mejor para mi pequeña.-me dice.- Toma, también le pedí varios bikinis. Y que sepas que tienes mucha ropa por lavar.
-Ya, es que esta semana me toca hacer la colada -digo sonriendo.
Me levanto de la cama y acepto la ropa que me ofrece mi pastelito. Entro al cuarto de baño y me pongo mi bikini negro y blanco. Encima, me pongo un vestido con flores hawaianas para la piscina que me compré hace varias semanas.
Bajamos al comedor y estamos, prácticamente, solos a excepción de una pareja de unos treinta años que aparentan estar de luna de miel.
El buffet es libre así que, dejo de lado el beicon y las tostadas con mantequilla, para comer algo más sano y que me apetece más ahora mismo, como una macedonia de frutas y un zumo de naranja.
Cuando hemos terminado de desayunar, bajamos al spa. Es enorme, y en él hay desde una piscina de olas hasta un jacuzzi, pasando por una sauna. Ambos lo probamos todo, hasta que llega la tarde.Después volvemos a la piscina de olas, y esta vez está desierta. Sólo para nosotros dos.
-¿Por dónde quieres empezar?-le pregunto.
-Podemos empezar diciéndote todo lo que te quiero. O mejor, vamos a empezar por mi boca, bésala, baja hasta mi cuello, y mientras, te susurraré al oído lo mucho que te quiero, lo mucho que te necesito para respirar tranquilo, y lo mucho que llevo esperando para decir que te amo demasiado que me duele pasar un segundo sin estar a tu lado -murmura cerca de mi boca.- Te quiero. Te quiero tanto que duele. -En ese momento rebusca en el bolsillo del interior de su chaqueta y saca una cajita.
-Oh, David.-murmuro.
-Llevamos poco tiempo juntos y sé que eres pequeña, pero me gustaría esatr más tiempo a tu lado -él abre la cajita y deja ver un colgante plateado con mi nombre- ¿Quieres venirte a vivir conmigo? -me pide arrodillándose- Por favor.
-Bueno, yo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario