domingo, 15 de diciembre de 2013

Capítulo 133

Bueno, este es el último capítulo de 'tiempo actual', por decirlo de algún modo. Los siguiente serán epílogos, y constará tres partes. ¡Disfrutadlo!

Capítulo 133

Después de tirarle el arroz a Blas y a Lorena, es el momento en el que la novia tire el ramo. Según dicen, la mujer a la que le caiga el ramo, será la siguiente en casarse. Todas nos ponemos en un grupo. Yo la última de todas. Contamos hasta tres y Lorena tira el ramo. ¿Y a quién va a parar a caer? A mí, que ni siquiera participaba activamente. Todos me miran y se hace un profundo silencio.
-Yo no, ¿eh? Yo no -digo negando. Todos estallan en carcajadas.
-¿Por qué no? -pregunta una voz. Es mi hermano.
-Porque... -no se me ocurre qué decir, así que digo lo primero que se me viene a la cabeza- Porque hoy es la boda de Lorena y Blas, y eso es mi vida privada -bromeo.
Todos vuelven a reírse, y continuamos con la fiesta. Estoy bailando una canción con Blas, cuando mi hermano viene y me dice que tengo que ir al piso de arriba de la casa que han alquilado.
-¿Por qué? -le pregunto.
-No sé. Me han dicho que tienes que ir.
-¿Quién te lo ha dicho? -pregunto, confusa.
-Un hombre moreno y alto. Me suena su cara, pero no sé de qué. -se limita a responder con una sonrisa.
Mediante una seña, le indico a Blas que me voy, y él asiente. Entro en la casa, ya que bailábamos en el césped, no hace frío, pese a estar en Enero. Al entrar y cerrar la puerta, noto un olor muy fuerte a velas perfumadas.
Hay un camino de velas que sube por las escaleras, todas están encendidas. Me subo el vestido y comienzo a subir los escalones con cuidado de no prenderle fuego al vestido.
Al llegar a la planta de arriba, veo que el camino de velas sigue hasta una habitación. Al principio me siento un poco extrañada, ¿será que Blas lo ha preparado para Lorena? Decido avanzar, y si me doy cuenta de que no es para mí, darme media vuelta e irme. Entro en la habitación, y veo a David sentado en una silla bastante anticuada.
-David, ¿qué haces aquí? -pregunto- Todos están abajo.
-Bueno, ya que me dijiste que no de la otra forma, quería hacerlo como en una película.
-¿A qué te refieres? -pregunto temiendo que me vuelva a pedir matrimonio.
Efectivamente, se arrodilla delante mía y saca una cajita del bolsillo del interior de su chaqueta. La abre y deja ver un precioso anillo de plata.
-Coral, hemos vivido momentos maravillosos. Momentos de risas, de ánimo, de alegría, de perdón, de... -hace una pausa, como buscando las palabras adecuadas- de lecciones de vida. Podríamos hacer un pacto de amor eterno. El compromiso de amarnos cada día más. De respetarnos, comprendernos y ayudarnos muchísimo más de lo que hemos estado haciendo. ¿Aceptas este compromiso de amor? ¿Aceptas ser mi esposa?
-Oh, David -sonrío con ojos llorosos.
Yo lo amo, y quiero casarme con él, pero ¿cómo se lo tomará mi tío? Sin su consentimiento, no me dejará, y no podré casarme.
-Mi tío... -comienzo a decir.
-Te dejará -confirma él- Lo he hablado, y le parece bien.
-¿Seguro? -pregunto, insegura.
-Seguro. Entonces, ¿qué dices?
Suspiro, y dejo que desde dentro de mí salga un:
-Acepto.
Al oír estas palabras, se levanta sonriendo, me coge de la cintura y me besa.
-Te amo -dice- Te amo. Te amo. Te amo.

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