domingo, 15 de diciembre de 2013

Epílogo (Parte 1)

Epílogo (Parte 1)

Abro la puerta con las llaves que me ha dejado David, y al momento, dos niñas de seis años vienen a por mí y me abrazan.
-¡Mamá! -exclaman.
-Hola, mis niñas -digo dándoles besos.
-Mamá, mira lo que hemos encontrado en el cuarto de la tata -dice la más bajita levantando una foto- Eres tú, ¿no?
-Sí, cariño. Soy yo. -sonrío.
Esa foto... Me trae tantos recuerdos. Fue el día de mi boda. Fue Magí el que me hizo la foto. Reconozco que salí preciosa.


-¿Dónde está papá? -me pregunta la más alta, Juliette.
-Abajo, aparcando el coche. -respondo- ¿Y la tata Lucía, dónde está?
-Con el tito -sonríen- Han ido a dar un paseo.
-Mamá, ¿es verdad que se quieren? -pregunta Judith.
-Eso pregúntaselo a ellos -río.
-A ver -comienza a decir una voz de hombre- ¿Quién es Judith, y quién es Juliette?
Las tres nos giramos, y vemos a David, su padre.
-¡Yo soy Judith! -bromea Juliette.
-¡No! ¡Yo soy Judith! -contradice la otra.
David y yo nos miramos y sonreímos.
-A ver. Yo creo que Judith eres.... tú -dice señalando a Juliette.
-No, yo no soy Judith. -niega con la cabeza.
-Papá, ¿todavía no te has aprendido quiénes somos? -pregunta Judith reprimiendo una sonrisa.
-Sí me lo he aprendido. Tú eres Judith, 'la bicho' -dice sacando una lengua.
Judith y Juliette se miran y asienten.
-¡A por papá! -gritan las dos.
David sale corriendo mientras grita:
-No me vais a coger, ¡soy muy rápido!
Las niñas van detrás. Yo sonrío y me acerco a la cocina, donde está Matilde.
-Hola, cariño -me saluda con dos besos.
-Hola, ¿cómo estás? -pregunto- ¿Son buenas?
-Sí. Se portan muy bien, y juegan con Lucía -sonríe- ¿Y vosotros, cómo estáis?
-Bien, bastante estresados con la gira, como siempre. -respondo encogiéndome de hombros.
-Tendrás que tener cuidado con el que viene ahora, ¿no? -me pregunta dándome dos toquecitos en la barriga.
Yo me quedo de piedra. Pensé que no lo sabía. Pensaba decírselo hoy, debido a que se me nota bastante.
-¿Desde cuándo lo sabes? -pregunto.
-Me lo dijo David. -responde ella, sonriendo.
-Matilde, lo siento. No debería haber pasado. Ya tienes suficiente con dos niñas, para que ahora venga otro y...
-Anda, no te preocupes. -dice ella restándole importancia con una mano- ¿Sabes con la ilusión con la que me llamó David cuando se enteró? Es el mejor regalo que le puedes dar. Aunque no lo creas, eres una gran madre. -me elogia- ¿De cuánto estás? ¿Ya tienes que estar a punto, no?
-El veinticinco de noviembre cumplo -sonrío.
-Uff. Pues estamos a veintiuno, ¿eh? -dice ella- ¿Cómo se te ha ocurrido venir?
-Tenía ganas de veros, y como estoy con la gira y tal...
-Pues he preparado una comida riquísima, que me parece que tienes que ganar algo más de peso.
-Al contrario, el médico me ha dicho que estoy bien. -respondo- Lo que pasa es que como poca grasa, por eso no tengo la barriga tan gordita.
-Bueno, si el médico te ha dicho eso... ¿Cómo lo vais a llamar? ¿Sabéis si es niño o niña?
-No. No quería saber si era niño o niña. Quería que fuera sorpresa. -respondo encogiéndome de hombros.- Si es niña... Matilde -sonrío. Ella levanta la vista- A David le encantará. Y si es niño... -me detengo un momento a pensar. ¿Cómo lo podría llamar?- No sé...
-Llámale Daniel -responde ella.
-¿Daniel? -pregunto recordando lo que pasó con Dani cuando rompí con David.- No sé yo... A lo mejor se lo toma a mal.
-Créeme que no -sonríe él entrando por la cocina. Me coge la cintura y me da un beso en la mejilla- Daniel es perfecto. Si a ti te gusta, a mí también.
Matilde me mira y sonríe, y sigue moviendo el puchero.
-Te quiero -me susurra David al oído.
-Bueno, voy a hacer algo. No sé. Limpiar el polvo, o algo así. -digo cogiendo un paño.
-Ah, no, no -dice David quitándomelo delicadamente de las manos.- Tú te sientas, y descansas. Ya lo hago yo -sonríe.
-David, que no me importa, de verdad. -le digo.
-Tú te sientas y descansas -repite- Y cuida de Dani o Matilde, que tiene que estar cansado de que trabajes tanto.
-¿Dónde están las niñas? -pregunto.
-En la habitación, jugando con las muñecas -dice él- Bueno, Juliette juega a las princesas, como siempre; y Judith a los defensores esos a los que siempre juega. -ríe.- Anda, descansa, que está todo bien.
Me dedico a poner la mesa, tras mucho insistir en que debo hacer algo. Llamo a las niñas, y vamos a la cocina a cenar.
Al acabar, ayudo a Matilde a fregar. David está muy cansado por todo el día conduciendo, por lo que se va a dormir. Las niñas también se han ido.
-Anda, ve a darte una ducha -dice ella mientras seca los platos- Yo acabo esto -sonríe.
-¿Estás segura? -pregunto.
-Sí. Anda, ve.
-Está bien.

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